Tierra Langla: Un Lugar para Reconectar


Tierra Langla es tierra libre, es parte de un movimiento que está tomando cada vez más fuerza. Viene del principio que debemos retomar nuestro contacto con la tierra en todo sentido. En las ciudades hemos cubierto la tierra con cemento y asfalto, y eso distorsiona completamente nuestro vínculo con la naturaleza. Tierra Langla es un espacio para retomar esa conexión, reencontrarla. Acá estamos aprendiendo y disfrutando mientras lo hacemos.
¿Cómo nace la idea de Tierra Langla?
Fue surgiendo poco a poco. Cuando inicialmente empecé con la idea de un espacio, tenía la idea más “típica” de tener casa en el campo. No sabía de la bioconstrucción ni de la permacultura. Y después fueron llegando hermanos y hermanas, trayendo este mensaje. Dos hermanos argentinos, Emanuel y Manuel, fueron muy importantes en traer esa claridad y toma de conciencia. Eso le fue cambiando la dirección a la idea inicial más hacia la vida comunitaria, la bioconstrucción, la permacultura, etc. Todo se ha ido dando por si solo.
¿Cómo le explicarías a una persona que nunca ha escuchado sobre permacultura, sobre lo que es?
Es una forma de relacionarse con cualquier proceso. La permacultura tiene tres éticas: el cuidado de la gente, el cuidado de la tierra y la repartición justa. Todo lo que hacemos se enmarca dentro de esta lógica, buscando una vida cada vez más sostenible. Permacultura viene de cultura permanente, lo que está directamente relacionado con la sostenibilidad como concepto.
Hablaste de la conexión entre permacultura y sostenibilidad… ¿cómo llevan la sostenibilidad a la práctica aquí?
Por ejemplo, en la manera que nos relacionamos con los desechos. Nos hacemos cargo de nuestros desechos, les damos una segunda oportunidad y hacemos que sirvan para algo provechoso. Por ejemplo, separamos todo lo orgánico (las sobras de la comida y cocina) y con eso preparamos compost, que es el alimento ideal para tener un huerto orgánico saludable. También separamos los papeles y luego los usamos para hacer fuego (ya sea una fogata para calentar la estufa o para el horno). Luego, usamos las cenizas para los frutales. Así hay muchos ejemplos y seguimos aprendiendo día a día. De lo que se trata es estar constantemente buscando nuevas alternativas e ideas.
¿Qué tipo de alternativas e ideas están explorando en Tierra Langla?
Estamos construyendo el espacio con técnicas de construcción natural, o bioconstrucción, cosechando un huerto orgánico, y otras prácticas que nos conduzcan a una vida en comunidad cada vez más sostenible y en armonía con la naturaleza.

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https://vimeo.com/92751928

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Smiljan Radic: El Arquitecto Que Admiran Los Arquitectos


Lo reconocen dentro y fuera de Chile, lo premian, comentan su trabajo. Pero él es tan esquivo que da escasas entrevistas y ni siquiera tiene página web con sus obras. La aparición de un libro con una selección de sus 80 proyectos construidos abre una puerta.
Radic, dice que puede haber sido el dibujo. Que a él le gustaba dibujar, que hacía retratos; más bien caricaturas. Le iba bien en arte en el colegio; aunque no era de esos cabros chicos que se pasan el día tirando rayas sobre un papel. Pero si uno le pregunta por qué decidió estudiar arquitectura, Smiljan Radic (52) dice eso: que puede haber sido el dibujo. “Dibujaba bien, así que me metí; pero yo no tenía idea de arquitectura, no sabía nada”, reconoce. Cuando tuvo sus puntajes en la PAA, postuló a la Universidad Católica y a la de Valparaíso. Su tercera opción fue Derecho. En la UC pedían prueba especial de ingreso. Smiljan Radic recuerda que le fue pésimo.
“Me presenté con super buen puntaje, estaba tercero para entrar, pero en esa prueba especial me fue mal. Bajé al puesto 58. Nunca entendí mucho la prueba, no conocía ningún arquitecto local ni global, era absolutamente ignorante en ese sentido. Con mi puntaje pensaba ‘cómo no voy a quedar’; y casi no quedo”, dice. Ya adentro, en segundo año en la UC, tuvo la idea de cambiarse a Leyes. “Me parecía medio aburrida la arquitectura, pero al final por flojera, por no dar la prueba de nuevo, me quedé y chao”.
Hoy Smiljan Radic es uno de los arquitectos chilenos más conocidos a nivel internacional, ha sido premiado, es admirado por sus pares, ha expuesto sus obras en lugares tan apetecidos como la Bienal de Venecia o la galería Serpentine en Londres. En la primera hizo una instalación en piedra inspirada en los cuentos de los hermanos Grimm ilustrados por el artista británico David Hockney. En la segunda fue escogido para construir el codiciado pabellón de verano, una estructura con formas sinuosas que se le ocurrió al leer el Gigante egoísta, de Wilde. En Chile es el cerebro detrás del restaurante Mestizo, de la bodega de la viña Vik, de la reciente ampliación y remodelación del Museo Chileno de Arte Precolombino, de la sala cultural Nave, del próximo Teatro Regional del Biobío, por nombrar algunas obras.
Es además un arquitecto ermitaño. Que habla poco con la prensa, que no participa de la vida social, que ha dado escasas entrevistas. Que no usa WhatsApp. Que responde brevísimos los mails. Que no tiene página web para mostrar su trabajo.

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